Negros
Kimbánganos de Lezama
Por: Br. *José Luis Bernabé C.
Br. *Anival Tovar
San Francisco Javier de Lezama es el epicentro de una manifestación
cultural viva, ejemplo de una transformación del sincretismo religioso como
resultado de la mezcla religiosa y cultural de tres culturas (europeos, negros
e indígenas pero principalmente con aportes culturales de los negros) en la que
se agruparon manifestaciones rituales propias de su entorno de origen y los impuestos por los
europeos.
Lezama, como
comúnmente es conocida la población, está ubicada en el municipio José Tadeo
Monagas, estado Guárico en la República Bolivariana de Venezuela. A la llegada
de los europeos “Lizama” así llamada por sus primeros habitantes los Guaiqueríes,
quienes habitaron estas tierras desde tiempos
prehispánicos, adoptaron organizaciones económicas primitivas basadas
fundamentalmente en la división de trabajo y en las relaciones de parentesco.
Con la llegada de los peninsulares la
población fue refundada por el Padre Fraile Manuél de Alesón en 1688.
En
las adyacencias de Lezama, los indígenas fueron gradual y sistemáticamente
despojados de sus tierras. Ya a mediados del siglo XVIII se habían dado las
condiciones necesarias para la formación del latifundio colonial y la
explotación miserable y despiadada de los indígenas. Por esta razón a pesar de
ser Lezama un pueblo indígena, dicha mano
de obra desapareció para los siglos XVIII y XIX; pues la intensa actividad
agrícola y la explotación inhumana en las haciendas circunvecinas acelero su
extinción. Y es por ello que, la demanda de esclavos provenientes del África se
hizo indispensable para poder garantizar el nivel de producción, especialmente en
el cultivo
del tabaco, cacao y caña de azúcar.
Una vez
establecidos los esclavos traídos del África en las haciendas se viene la
cristianización obligatoria el apego de los negros a sus propias creencias y
sumado a los aportes culturales casi invisibles indígenas se produce un
sincretismo religioso propio autentico y
único dando como resultado los Negros
Kimbánganos de Lezama.
La demanda de esclavos
provenientes del África se hizo indispensable.
La historia contada por sus protagonistas cuenta que la manifestación
tuvo sus orígenes en la hacienda Tocoragua, ubicada a cuatro kilómetros de San
Francisco de Javier de Lezama. La leyenda popular dice que en estas tierras
(montaña del león) apareció San Juan Bautista y se encontró con los con los
negros esclavizados, dando así origen a la tradición de los negros Kimbaganos.
Hay que tener en cuenta que, la hacienda Tocoragua fue el asentamiento de
esclavos más importante de la región y por ende la más productiva. La presencia
significativa de esclavos condiciono el desarrollo de la expresión cultural.
Para el año 1774 contaba con 43 esclavos y para el año 1827 con 200, a lo que se sumaban 52 esclavos de
la hacienda Tocoraguita, ambas propiedad de Don Pedro José Marrero.
Existen evidencias que datan del siglo XVIII donde los negros
esclavizados rendían cultos y ritos a San Juan; como lo expresa Don Francisco
de Soto, funcionario de la hacienda del Partido de Orituco entre los años 1782 y 1788 , señala:
…La más extendida es la fiesta de San Juan que se celebra el 24 de junio
, en esa fecha, los esclavos y otros individuos
de color se dedican todo el día y la noche a danzar y cantar al compas de los tambores, y es que
no hay festividad o celebración en donde los negros no hagan sonar esos
primitivos instrumentos, que los hay en las más diversas formas y tamaños, y que producen también sonidos diferente. La fiesta de San
Juan es algo tan especial para esas castas que no hay negro, ya sea hombre,
mujer o párvulo, esclavo o libre, que no
salga a festejar en esta ocasión. Las celebraciones comienzan desde el 23,
haciendo retumbar en todo el valle el
monótono tam tam de los tambores, que no cesan ni por un instante, festividades
que continúan durante todo el día 24 y aun en la noche… (Citado por
calzadilla (1999), pag. 101-102)
Al respecto, Victoriano Mujica, capitán de los Negros Kimbáganos, narró
hace más de veinte años al investigador Baudilio Reinoso su versión sobre la
especial aparición del santo en las montañas de León:
Esta
celebración se realiza desde muchos años en Lezama desde cuando en las montañas
de León, en una vena de agua de la hacienda Tocoragua, se le apareció San Juan
a unos indios que estaban de cacería. Ellos se encontraron con el santo y
trataron de moverlo para levarlo al caserío. El santo estaba muy pesado, le
tocaron todo tipo de instrumentos de cuerdas y de aire y no lo
pudieron mover. Buscaron al sacerdote, este rezó y nada consiguieron, hasta que
llevaron a la montaña un tambor y al tocarlo, el santo se puso livianito. Lo
llevaron a la casa de la hacienda donde esa noche le realizaron el velatorio,
le cantaron, tocaron tambor y bailaron hasta el día siguiente que lo llevaron a
la iglesia, le hicieron la misa y lo sacaron en procesión por todo el pueblo
hasta la tardecita que lo volvieron a llevar a la casa de la hacienda donde se
lo entregaron a los Marreros para que lo guardaran hasta el año siguiente, para
hacer de nuevo lo mismo que hoy hacemos (Pág 45 46).
*Los autores son estudiantes de 3er año de la carrera de ingeniería Informática de Instituto Universitario de Tecnología de los LLanos, Guárico - Venezuela.
Hay que tener en cuenta que, la hacienda Tocoragua fue el asentamiento de
esclavos más importante de la region
Descripción
de baile
Según la información suministrada por informantes clave, el baile se da
inicio con la correspondiente interpretación del guía, para lo cual los
danzantes se organizan en dos semicírculos, correspondiendo uno a los negros y otro a las negras:
posteriormente a la orden de los viejos guías del baile, se indica a la primera
pareja hacer su ejecución al centro de los semicírculos para iniciar el
enfrentamiento o combate, dichos guías indican también la culminación del
enfrentamiento y la sucesión de parejas correspondientes .
El control de los danzantes o bailadores
de su género y la vieja de la misma forma a los que representaban las
negras. El combate se daba en el momento del baile consistía en amenazas del
negro con el garrote cuando la negra atacaba con la falda empuñada, todo es
realizado rítmicamente sin perder la
cadencia del baile. Es necesario señalar que el toque del tambor marca la
ejecución coreográfica del baile y cambia según la entrada musical.
Trajes
Los negros Kimbánganos utilizaron diversos trajes para la celebración de
su tradicional baile. En sus principios usaban como accesorio una gorra hecha
con conchas de palo, después forraban a ésta con papel de seda y le colocaban
unas cintas del mismo. Posteriormente cambiaron la gorra por un sombrero de
paja forrado con papel rojo y cintas decorativas de todos colores a excepción del negro. Con el objetivo de que
el sombrero fuese más duradero lo empezaron a cubrir con tela roja. Su traje
folklórico fue siempre una franela blanca tipo conuquera o topochera, un
pantalón caqui y unas alpargatas.
A partir de 1980, cambiaron este
atuendo por una franela roja y un blue jean. Como elemento característico
llevan un machete de madera adornado, pintado de plateado, con la cacha negra y
decorado con cintas.
*Los autores son estudiantes de 3er año de la carrera de ingeniería Informática de Instituto Universitario de Tecnología de los LLanos, Guárico - Venezuela.
Fuentes utilizadas para la realización de este
articulo:
http://www.monografias.com/trabajos82/parranda-negros-kimbanganos/parranda-negros-kimbanganos2.shtml
Fuentes de las imágenes:
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